Por Vogue
Arrancar a hablar de los tipos de sombreros que existen es una tarea que, una vez iniciada, puede extenderse hasta el infinito, aun cuando el accesorio no siempre ha gozado de una salud excelente en los últimos tiempos. Sí, era absolutamente imprescindible en la vestimenta tanto formal como informal de siglos anteriores, pero en el arranque del XX se convirtió en un complemento que cristalizaba, en cierto modo, un estilo de vida con el que parte de la población quería romper. Tanto es así, que quitárselo se convirtió en un acto de rebeldía, e incluso dio lugar a Las Sinsombrero, un grupo de artistas españolas entre las que se encontraban, por ejemplo, Maruja Mallo y Margarita Manso (ellas, junto a Federico García Lorca y Salvador Dalí, se quitaron los sombreros en un paseo por la Puerta del Sol, porque, dijo Mallo a TVE, al llevarlo “parecía que estábamos congestionando las ideas”). Años después, los sombreros empezaron a adquirir tintes deportivos (el béisbol o el tenis tienen mucho que decir aquí) y a asociarse a contextos más informales. Y sí, también a iconos del deporte, de la música e incluso a la realeza, donde tanto Isabel II como Lady Di resultan fundamentales para la construcción del imaginario popular de este complemento. Y es uno tremendamente amplio porque sí, tipos de sombreros hay muchos, y no son los mismos los que lucieron Britney Spears que Michael Jordan o Diana de Gales. Por eso, parece justo y necesario distinguir los que son y serán tendencia esta primavera-verano 2021.
El bucket hat
© Be Fernández
La ventaja de que continúe siendo tendencia es precisamente eso: que se trata de una pieza que ya se ha visto anteriormente en colecciones y street style y, por tanto, el ojo ya estará más o menos acostumbrado a ella. Las opciones que han ido surgiendo desde que en 2019 todos los insiders pareciesen caer rendidos ante estos sombreros de pescador han ido evolucionando sin parar, pudiendo encontrar ahora mismo desde versiones más discretas de ala corta hasta productos artesanales pintados a mano, como los de Romualda. Pero la firma española no es la única que continúa haciendo una reivindicación de un tipo de sombrero con reminiscencias a los años 90, porque sus apariciones sobre la pasarela han sido numerosas. Etro propone versiones estampadas y versátiles, mientras que Anna Sui prefiere incluir, junto a los prints, detalles de ganchillo, visibles también en Philosophy di Lorenzo Serafini. Celine elige las variantes en tela lisa y con el nombre de la marca, mientras que las más extremas (y un poco futuristas) están en Burberry, donde el concepto “pescador” se explota hasta llevarlo a su máxima expresión, ampliando el ala y añadiendo cordones.
La gorra
Aunque se ha nombrado a Celine al hacer referencia a los bucket hats, el tipo de sombrero que verdaderamente domina la colección pergeñada por Hedi Slimane es la gorra. Prácticamente todos los looks de esencia parisina presentados por el director creativo están rematados por un complemento que también marcó un buen puñado de estilismos de Lady Di, quien hizo de su unión con el blazer una declaración de moda que se ha ido revitalizando con el paso de los años. Esta particular pareja conformada por Diana de Gales y Celine hicieron que ya a finales de 2020, la gorra se perfilase como una de las grandes tendencias del año, pero hay más elementos que apoyan esta idea, como el que un gigante como Zara las convirtiese en centrales durante muchas, pero que muchas semanas, o los desfiles de Lacoste, de Balenciaga (para otoño) y de Off-White (en el resort, concretamente).
La visera
Es, quizás, el sombrero más difícil de la temporada, pero también el más hipnótico. La visera pierde parte de la funcionalidad del complemento al dejar al descubierto la parte superior de la cabeza, pero mantiene intacta la protección del rostro y de los ojos, lo que lo hace especialmente atractivo en un momento en el que el uso de las mascarillas puede poner en jaque a las gafas de sol. La cuestión está, además, en que remiten de manera directa al verano en general y a la playa en particular, un destino que se alinea a la perfección con el afán de escapismo que sobrevuela las tendencias de 2021, así que podrían considerarse uno de los complementos que mejor encapsula el signo de estos tiempos. Esa idea está muy presente en la propuesta de Versace, que se llenó de referencias (literales) al mar y todo lo que le rodea, pero también es capaz de apaciguarse y encajar con un lujo (un poco más) silencioso al olvidar los estampados y elegir los lisos. Es lo que sucede con los modelos vistos en Fendi, que también recuerdan a deportes en los que las viseras eran (y son) habituales, como el tenis o el golf. ¿El toque glam? En David Koma y su strass plateado.