Mitos y verdades sobre la intolerancia a la lactosa

Dic 6, 2017 | Cuidando de mí

Editor Mama Joven

Compartir en:

Mitos y verdades sobre la intolerancia a la lactosa

Hacer a un lado la leche y sus derivados es la mejor solución, pero existen alternativas para disfrutarla sin molestia alguna

Por Lanacion.com.ar 

De solo pensar en la hinchazón en la panza y en un incómodo dolor, nos resignamos a tomar el café negro, evitamos los quesos, yogures y ni nos asomamos a su góndola en el supermercado. De hecho algunos hemos decidido modificar nuestras alimentación, pese al grato recuerdo que alguna vez tuvimos de los lácteos y de sus innumerables preparaciones en donde se pueden incluir.

La licenciada Martina I. Murmis (MN7453), nutricionista corporativa de NIDO® explica los riesgos de suprimir los lácteos de la alimentación diaria: «debe evitarse la eliminación definitiva de la leche en la alimentación, ya que podría conducir a una pérdida nutricional de calcio, fósforo y vitaminas, asociándose con una disminución de la densidad mineral ósea y un mayor riesgo de fracturas en todas las edades.»

La posibilidad de consumir leche es completamente viable gracias a las opciones reducidas o 0% lactosa que se ofrecen en el mercado. Para conocer un poco más acerca de la intolerancia a la lactosa, desterramos algunos mitos que te presentamos a continuación:

El malestar abdominal al consumir leche es sinónimo de intolerancia a la lactosa.

Falso. Si bien el malestar abdominal es un síntoma de la intolerancia a la lactosa, no es la única patología que presenta este síntoma. Es por eso que es importante consultar con un profesional para tener un diagnóstico exacto.

Eliminar por completo la leche de una alimentación diaria es la mejor solución.

Falso. Las recomendaciones nutricionales actuales sugieren consumir tres porciones por día de leche o productos lácteos equivalentes: yogur y quesos. Después de que se diagnostica la intolerancia a la lactosa, reducir la exposición a la lactosa constituye la línea principal de tratamiento. En este caso, se  recomienda consumir leches reducidas o 0% lactosa, según el grado de intolerancia, esto ayuda a cubrir los requerimientos nutricionales que provienen mayormente de los lácteos. Es importante consultar siempre a un profesional de la salud para saber cuál es la adecuada.

Solo en las farmacias se consigue la leche sin lactosa.

Falso. En los supermercados se puede conseguir. ¿Cómo elegir la leche deslactosada que mejor se adecúa a mis necesidades? Leyendo las etiquetas, se puede identificar la composición del producto y así elegir el que más se adecue a las necesidades de cada uno. No obstante, es el profesional de la salud quien podrá ayudar a decidir cuál es la opción más adecuada.

Los niños también pueden ser intolerantes a la lactosa.

Verdadero. Para los chicos la leche es protagonista y fundamental para su crecimiento y desarrollo. Eliminar los lácteos de su alimentación puede provocar que los niños sufran una pérdida de nutrientes que, a largo plazo, lleva a que tengan una menor densidad mineral ósea. Asimismo los huesos se vuelven más frágiles y tienen más riesgo de sufrir fracturas. NESTLÉ® escuchó el pedido de las madres y gracias a su conocimiento y experiencia en nutrición, desarrolló NIDO® Deslactosada, la primera 0% lactosa, que mantiene todos los beneficios nutricionales y el sabor de la tradicional NIDO®. Es más fácil de digerir y aporta Omega3, un nutriente esencial para el crecimiento y desarrollo de los chicos en edad escolar.

La alergia a la proteína de la leche de vaca es lo mismo que intolerancia a la lactosa.

Falso. Son dos patologías diferentes. La persona con alergia a la proteína es justamente alérgica a la proteína, como una respuesta inmunológica. En tanto la persona con intolerancia o baja tolerancia a la lactosa, reacciona desfavorablemente ante al azúcar de la leche.

Los lácteos son parte fundamental de un desayuno completo, junto con los cereales y las frutas. «Desayunar e incluir lácteos a diario es un hábito saludable que deben adquirir los niños desde pequeños para mantenerlo de por vida» concluye la licenciada en nutrición.


Compartir en: