Ana Elena Solis: Mamá con actitud

Ago 26, 2016 | Agenda llena

Editor Mama Joven

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Ana Elena Solis: Mamá con actitud

Ana Elena Solís es una mujer que a pesar de su enfermedad saca toda su fuerza para seguir adelante por su hijo y esposo

Por Carolyn Hernández

¿Quién es? Ana Elena Solís | 34 años | Casada con Rafael | Hijo: Fabián

Hace más de un año le dieron dos noticias que le cambiarían su vida. En junio de 2015 le avisaron que iba a ser mamá y tenía dos meses de gestación. Un mes después se realizó el ultrasonido y los médicos le indicaron que era un embarazo anembrionado, es decir, sin feto. En el proceso de recuperación le divisaron una pelotita en el seno y fue diagnosticada con cáncer de mama estadio 3.

Unos años atrás…

Cuando tenía 23 años, trabajaba, disfrutaba de su novio y juventud. Hasta que un día la mamá de él murió, dejándole un hermano de un año y tres meses. Ana y su pareja tomaron la decisión de casarse para adoptarlo. Después de varios años, la relación no funcionó, se separaron y ella se quedó con el pequeño Fabián. “Me volqué a ser mamá y soy muy feliz, porque él es un niño muy especial, cariñoso y me siento realizada que esté en mi vida. Ha sido una bendición”.

Hace 4 años se volvió a casar. Rafael fue novio de ella hace 14 años, se reencontraron y decidieron unir sus vidas. Él ha sido un gran apoyo para ella como mujer y para Fabián, porque se ha convertido en su papá.

Una visita inesperada

Estaba confirmado que tenía dos meses de embarazo. A finales de julio o principios de agosto del año pasado, le realizaron un ultrasonido y se dieron cuenta de que no había feto.

En el proceso de recuperación por el degrado se encontró una pelotita en el seno, por lo que fue a realizarse un chequeo; pero nunca pensó lo peor, por lo que no se preocupó mucho. “Fui a la clínica para un ultrasonido de mama. Inmediatamente me hicieron la mamografía”. Luego la citaron para hacerle una biopsia. Siete días después la llamaron para confirmarle que era cáncer.

Cuando recibió la noticia, le dio mucha angustia y preocupación por su hijo, porque él ya había perdido a su mamá biológica. Sin querer, lo primero que pensó fue que se iba a morir y que con quién se iba a quedar él. Pero ya han pasado meses del proceso, en marzo terminó la quimioterapia y actualmente está en tratamiento con pastillas e inyección cada tres semanas.

Desde que le dio la noticia a su hijo Fabián, ha estado muy pendiente de ella, cuidándola y preguntándole si necesita algo. Este año termina el sexto grado para prepararse y entrar a la secundaria.

El proceso de la quimioterapia sí fue duro para Ana Elena por los efectos secundarios que tienen los medicamentos; pero eso no hizo que se diera por vencida. “Me dije: no quiero que mi hijo me vea acostada ni tirada en la cama. Yo siempre seguí y siempre me levantaba todas las mañanas para hacerles el desayuno a los dos (esposo e hijo). Iba a dejarlo a la escuela y recogerlo. Yo decidí que no me iba a echar a morir por eso y que iba a seguir adelante”.

Aprendizajes de vida

Ana Elena resume su experiencia diciendo que se debe vivir cada día, ya que no se sabe en qué momento da un giro. “Aparentemente era una mujer sana, no padecía de nada y después que le digan a uno que tiene cáncer es duro. Pero gracias a Dios en este país hay muy buenos médicos y buenos tratamientos”.

Ana sigue adelante y aprende a disfrutar cada día, porque no sabe lo que va a pasar mañana. Eso mismo se lo trata de enseñar a Fabián día a día.

Mensaje con amor

“A cualquier mujer que le diagnostiquen cáncer le digo: siga adelante, hasta donde usted pueda, siga como si no pasara nada. Y si tiene la fuerza, tiene a sus hijos, tiene a su esposo, tiene a su familia que la está apoyando. No tiene por qué echarse a morir. ¿Por qué echarse en una cama? La verdad es que la actitud lo ayuda muchísimo y sí creo que, si una persona no quiere salir del cáncer, no sale. Es algo que está en la cabeza de uno y por dicha sí tengo una fuerte razón para no echarme a morir, que es mi hijo”.

“Cada mañana me levanto por hijo y por mi esposo. No me puedo dejar caer. Ellos y mis papás me han apoyado mucho”.

“Estuve preocupada de que se me iba a caer el pelo por la quimio. Me iba a quedar sin pestaña. A él (Rafael) nada de eso le preocupó. Todo el tiempo me hizo sentir que era la más bonita y que eso no importaba”.


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