Soy mejor gracias a mis hijos

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Paula Salazar es una mujer con una actitud positiva, gracias a su experiencia de vida. Sus hijos hacen que sea la madre que es hoy.

Por Carolyn Hernández

Ariel nació en el año 2004 cuando Paula tenía 28 años. Fue un embarazo planeado; los 9 meses transcurrieron sin ningún contratiempo hasta que nació, ya que debieron hacerle cesárea de emergencia. Al final, nació gordito y fuerte, pesando 4,2 kilos. Su segundo retoño fue una historia diferente, ya que llegó de sorpresa casi un año después del primero. Tuvo un embarazo normal hasta la semana nueve, cuando empezó un sangrado que perduró hasta que nació en la semana 28. Su peso fue de 1.025 gramos y su tamaño de 37 cm.

Enseñanza de vida

Paula se casó, se divorció, se independizó, trabaja desde muy joven y le ha tocado vivir situaciones fuertes que le han servido de enseñanza en su vida.

Desde que estaba con el proceso de gestación de Tomás, las predicciones no eran las mejores para él. Estuvo internada 5 veces en el hospital y pasó por dos desprendimientos de la bolsa del útero en 40%. “Había un doctor que me decía: ‘eso es un aborto tardío y en cualquier momento se viene ese bebé’”, recuerda Paula.

Ella lo puso en manos de Dios, ya que tenía un angelito de un año esperándola en la casa. Sabía que se tenía que cuidar hasta donde pudiera, pero con un sentimiento de impotencia, porque no se podía hacer nada. Ni los médicos sabían qué estaba pasando en este segundo embarazo.

Cuando cumplió la semana 28, no se podía sostener más el embarazo. Paula estaba prácticamente en el hueso, no podía caminar porque ya no tenía músculos en las piernas, estaba muy débil por la pérdida de sangre y las contracciones eran interminables. “Me explicaron que esta experiencia iba a ser muy distinta que el primer parto. Tomás iba a ser un chico prematuro; apenas iba a venir cubierto el hueso de piel, pero no se sabía cuánto iba a pesar ni menos qué iba a pasar. Eso mismo le dije a mi esposo y recuerdo que se desplomó y cayó de rodillas, sin dejar de llorar”.

Finalmente, Tomás nació el 25 de mayo de 2005 a las 12:30 del día. No obstante, Paula lo pudo conocer unos días después por su condición crítica. En el mismo parto los médicos se dieron cuenta de que sangraba, porque tenía varices en el útero.

Tomás estaba en cuidados intensivos de neonatos y los primeros pronósticos no eran tan positivos. “Me decían que la posibilidad de vida de él era de un 50% por el simple hecho de ser hombre… Los niños no pelean y las chicas sí, que si lograba vivir las primeras 72 horas, se podría mejorar esa expectativa”.

Tres días después agarró fuerza de donde pudo para ir a conocer y estar con su hijo. “Entré y nunca se me va a olvidar, Dios pone a ángeles en todas partes. Había una enfermera pequeñita, doña Amparo, que estaba solita en cuidados intensivos. Ella salió del mostrador para decirme que no me había visto por ahí y que cuál era mi hijo. Ya le dije quién era y me dijo que tenía que prepararme porque me iba a encontrar algo muy distinto a mi primer hijo. Pero que Dios es bueno y que iba a salir adelante”.

Doña Amparo le dijo una frase que Paula la guarda como un tesoro: “Libere a sus hijos. Sus hijos no son suyos, son de Dios. Hoy es el día en que usted va a liberarlos y Dios sabrá hasta cuándo se los presta, porque si no los libera a él, ni usted ni él van a poder vivir”. Con todo el dolor del alma, siguió su consejo.

Hoy Tomás tiene 10 años, sufre de parálisis cerebral con síndrome de West, sujeta cosas, dice palabras como mamá, gol y tía, entre otras. Es un niño que vive feliz, saludable, que le encanta escuchar partidos de fútbol y sobre todo, recibe mucho amor de su mamá, su hermano y su abuelita. “Fue uno de los mayores aprendizajes que Dios me dio. Tomás es mi anclaje y así lo digo. A mí Dios me lo dio para anclarme a lo que él quería tener de mí. Tomás me tiene conectada a tierra. No me puedo volar porque siempre sé dónde estoy. Vivo todos los días felices y me levanto contenta encontrándome a mis dos hijos”.

En palabras de Paula

¿Cuál ha sido el aprendizaje de su experiencia?

He aprendido que todos cometemos el error de decir: “todo va a estar bien”. Eso no es cierto. He tenido que aprender a vivir con eso; todo va a estar de acuerdo como Dios quiera y no siempre para bien.

¿Cómo es ser una Mamá Joven?

Creo que es buena decisión, porque a la edad que tuve a mis hijos, independiente de las circunstancias, los he podido disfrutar. Voy a cumplir 40 años y mis hijos ya van para la adolescencia. Tengo la energía para estar de tú a tú con ellos; definitivamente era el momento correcto.

¿Su mayor fortaleza como mujer y madre?

Decidir ser feliz; es un tema de decisión.

¿Su mayor debilidad?

La ansiedad.

¿Cómo son Ariel y Tomás?

El mayor es igual que la mamá, con el mismo el carácter. Tomás es extrovertido y muy feliz.

¿Cuál es su libro favorito?

La Quinta Montaña de Paulo Coelho, ya que lo he leído 6 veces en diferentes momentos de mi vida. Siempre el mensaje final va a ser el mismo: reconstruir y seguir parar adelante.

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