Cada brote de dermatitis atópica es un recordatorio de la batalla física y emocional

Sep 10, 2024 | Noticias Recientes

Editor Mama Joven

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Cada 14 de setiembre se procura concienciar a la población sobre un padecimiento que requiere de comprensión y apoyo y un diagnóstico personalizado.

Por Revista MJ

La dermatitis atópica (DA) es una enfermedad inflamatoria crónica de la piel que puede tener un impacto profundo en quienes la padecen. Es una enfermedad compleja con un amplio espectro de presentaciones clínicas y combinaciones de síntomas. Aunque no es contagiosa, su origen podría estar relacionado con factores genéticos y los brotes provocados por una variedad de elementos como la hipersensibilidad a factores ambientales, emocionales, alimenticios, medicamentosos y productos químicos irritantes.

Las primeras manifestaciones de la DA suelen aparecer temprano en la vida y a menudo preceden a otras enfermedades alérgicas, como el asma o la rinitis alérgica. Ha sido descrita como una enfermedad alérgica de la piel, pero hoy en día más bien se cuestiona la contribución de las reacciones alérgicas en la iniciación de la DA, y se propone que la alergia es más bien una consecuencia de la DA en sujetos con una constitución atópica subyacente concomitante. El tratamiento en el mejor de los casos logra el control de los síntomas en lugar de la cura; por lo tanto, existe una gran necesidad de identificar alternativas para la prevención de la enfermedad.

Síntomas y calidad de vida

Los síntomas de la dermatitis atópica se manifiestan a través de resequedad, picazón intensa, enrojecimiento, inflamación y erupciones cutáneas, explica el Dr. Juan Carlos Quesada, oncodermatólogo de Total Dermatology. Estos síntomas, que suelen afectar principalmente a niños, también se presentan en adolescentes y adultos, con un impacto significativo en la calidad de vida. «La constante incomodidad que genera esta afección afecta el bienestar emocional y físico de los pacientes,» destaca el Dr. Quesada.

Prevalencia

La prevalencia global de la dermatitis atópica varía considerablemente, pero se estima que entre un 15% y un 20% de los niños en países desarrollados la padecen. Estudios indican que un 60% de los casos se diagnostican antes del primer año de vida y alrededor del 85% antes de los 5 años. En aquellos niños con antecedentes familiares de primer y segundo grado, la probabilidad de padecer dermatitis atópica puede ser del 39% y del 19%, respectivamente.[1]

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), aproximadamente el 15% de la población mundial experimenta esta condición en algún momento de su vida. En Costa Rica, aunque no hay datos precisos, se estima que cerca del 10% de la población sufre de dermatitis atópica en algún momento, lo que refleja la relevancia de esta enfermedad en la región.

Manejo y tratamiento de la dermatitis atópica

El tratamiento de la dermatitis atópica se centra en aliviar los síntomas y prevenir nuevos brotes. El Dr. Quesada subraya la importancia de un diagnóstico médico adecuado y un plan de tratamiento personalizado. Las recomendaciones para los pacientes incluyen:

  • Mantener la piel bien hidratada.
  • Usar jabones suaves que restauren el pH natural de la piel sin irritarla.
  • Aplicar cremas o ungüentos con corticosteroides para reducir la inflamación.
  • Considerar el uso de antihistamínicos según la evaluación médica.
  • Evitar los desencadenantes conocidos, como alérgenos e irritantes.
  • Mantener una buena higiene cutánea.

El Dr. Quesada también hace hincapié en que la dermatitis atópica es una enfermedad crónica que puede presentar episodios de mejora y recaída a lo largo del tiempo. «Es fundamental que los pacientes comprendan la naturaleza fluctuante de la enfermedad y cómo gestionarla adecuadamente,» comenta.

Impacto en la salud mental

La dermatitis atópica no solo afecta la piel; también puede tener un efecto significativo en la salud mental. La picazón constante, las lesiones visibles en la piel y el malestar general pueden provocar estrés, ansiedad, y una reducción en la calidad de vida. «El temor a los brotes, la preocupación por la apariencia y la dificultad para dormir debido a la picazón son factores que pueden llevar a la depresión y a una baja autoestima,» señala el Dr. Quesada.

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