Hay Casas Club en Siquirres, Cañas y Upala para apoyar a menores en riesgo social.
Por Revista MJ
Según datos recientes de la Encuesta Nacional de Hogares (Enaho), uno de cada tres niños o niñas costarricenses vive en hogares cuyos ingresos no cubren sus necesidades básicas, son pobres o pobreza extrema. Si bien el bienestar material no es sinónimo de bienestar integral, la tendencia señala que la pobreza eleva aún más factores de riesgo de la niñez como, por ejemplo, abusos de diversa índole, deserción escolar, maltrato, violencia e incluso afectación por desastres como inundaciones, sequías o deslizamientos.
Para ellos, la época navideña mostrada publicitariamente tiene poca o nula relación con su vida ordinaria y su entorno social. Justamente en la niñez vulnerable es en la que se concentra el trabajo de las Casas Club de World Vision, las cuales, se ubican en Siquirres, Cañas y Upala.
El modelo de atención a la niñez efectuado por las Casas Club, como explica el psicólogo de World Vision, Cristhiam Álvarez, busca generar un “oasis de bienestar con espacios para que la niñez juegue, aprenda, comparta y se exprese de manera segura. Allí no solo adquieren conocimientos útiles para su vida, sino que se les enseña a lidiar con su entorno, a pensar críticamente, a comunicarse de manera asertiva, a conocer sus derechos y a entablar relaciones saludables con sus pares”.
Las Casas Club atienden actualmente a un estimado de 500 menores de edad, pero esto se debe al aforo permitido por las regulaciones sanitarias frente al COVID-19; en tiempos post pandémicos se espera atender a una población de 1350 niños y niñas.
Para sostener sus Casas Club, World Vision depende principalmente de donativos de personas que creen y confían en la propuesta de abordaje para la población menor de edad. Quien lo desee, puede donar una contribución mensual, o bien, hacer aportes únicos no programados. Para mayor información, puede acceder al enlace https://www.worldvision.cr/como-ser-parte Fortalecer la resiliencia como herramienta para el desarrollo
Para Álvarez, el trabajo de World Vision tiene un impacto diferenciado con respecto a otros programas de asistencia social que, si bien son muy importantes, usualmente no cubren necesidades emocionales de los menores de edad. Las Casas Club se centran en fortalecer las habilidades psicosociales de niños y niñas a fin de robustecer su resiliencia, una competencia que se vuelve trascendental para superar las barreras que podrían afectar su desarrollo integral futuro.
De acuerdo con expertos en la materia, como Muñiz y colaboradores 1 , “el modelo de resiliencia indica que las fuerzas negativas, expresadas en términos de daño o riesgos encuentran un verdadero escudo protector que hará que dichas fuerzas no actúen linealmente, sino que atenúen los efectos negativos y en otras circunstancias las transformen en factor de superación de la situación adversa”.
Para satisfacer esta necesidad de resiliencia en la niñez beneficiaria de World Vision, las Casas Club han desarrollado cuatro diferentes “espacios”, cada uno con propósitos distintos pero que en conjunto apoyan una formación integral de los menores de edad. Un primer tipo es el “Espacio ART” cuyas siglas hacen referencia a Arte, Recreación y Tecnología, en el cual, más que desarrollar conocimientos o habilidades artísticas se pretende que reciban una atención psico-social a través de un trabajo grupal que refuerza su autoestima y sus habilidades para desenvolverse de manera constructiva socialmente; también está el “Espacio tecnológico” en el cual adquieren habilidades prácticas; el “Espacio abierto”, por su parte, es un patio en el que pueden interactuar sanamente, de manera segura y en mayor libertad; y finalmente, el “Espacio seguro”, está destinado a la atención psicológica individualizada de niños y niñas que presentan casos de especiales por el nivel de riesgo mostrado.
Como explica Álvarez, “lo que nos enseña la vivencia es que fortalecer su resiliencia desde temprana edad les brinda las herramientas y habilidades personales para enfrentarse a su realidad con mayores capacidades, así también como aprender a detener la violencia porque son más conscientes de los instrumentos que les protegen; al mismo tiempo, les ayuda a perfilarse y tener más claro hacia dónde quieren enrumbarse en un futuro”.
Una escuela para aprender a “educar con ternura”
De acuerdo con el psicólogo Cristhiam Álvarez, de World Vision, el trabajo de las Casas Club no se limita a la acción sobre los menores de edad, sino que, para brindar una atención más integral, la organización también abre talleres de formación para padres de familia y encargados de menores que desean aprender a “educar con ternura”, es decir, que adquieran habilidades para conducir a la niñez desde un enfoque de amor, comprensión y paternidad responsable.
Para Álvarez, esta idea resulta muy potente si se toma en cuenta que, en el país, se ha normalizado la violencia como vía de control y castigo. Este hecho es particularmente riesgoso en contextos de pobreza y violencia estructural y social porque suelen magnificar sus efectos como el consumo de drogas, el alcoholismo, el maltrato y el abuso, llevando la peor parte los menores de edad en desventaja social que son víctimas de marcado daño físico y emocional.
Las Casas Club operan de miércoles a sábado. En tiempo de navidad y fiestas de fin de año, la organización World Vision tendrá un cierre temporal entre el lunes 20 de diciembre y hasta el próximo 10 de enero, fecha en que se retomará de nuevo el trabajo de las Casas Club.