Ser tu propia jefa, cuando eres madre, no es una tarea sencilla, pero es muy gratificante tener éxito en administrar tu hogar y, al mismo tiempo, un negocio.
Por Gabriela Dixon
Ser mamá y emprendedora resultó desafiante en muchos sentidos, para quienes se aventuraron a este camino en 2020. Luego de un año, lleno de desafíos y escenarios adversos, un gran número de madres emprendedoras han logrado despegar sus negocios, posicionarlos en el mercado y crecer a nivel profesional.
Desde hace algunos años, hemos visto grandes avances en materia de género, a nivel empresarial, en la región. En 2020, se estimaba que alrededor de 4 de cada 10 negocios estaban liderados por mujeres, según detalla la sexta edición de la encuesta Visión Pymes realizada por Brother International Corporation[1].
Hoy en día, es probable que esta cifra sea mucho más elevada. En el último año, muchas mujeres optaron por emprender, motivadas especialmente por la flexibilidad laboral y las ventajas de autoorganización y manejo de tiempo que brinda esta alternativa.
Ser tu propia jefa, cuando eres madre, no es una tarea sencilla, pero es muy gratificante tener éxito en administrar tu hogar y, al mismo tiempo, un negocio. Como mamá, y también emprendedora, puedo asegurar que la clave de este éxito fue conciliar el entorno familiar y la esfera laboral, para lograr un punto de equilibrio que nos permita a las mujeres desempeñar ambos roles.
A continuación, comparto algunas de las vivencias que tuve como madre y emprendedora que espero puedan inspirar a otras mujeres.
- Convertir tu hogar en una oficina y viceversa: A inicios del 2020, nadie se imaginaba que el trabajo y el hogar que, por lo general siempre han estado separados, pudieran coincidir en un mismo espacio. Pero sucedió. En poco tiempo, tuvimos que adaptarnos a esta nueva realidad. Al principio, fue difícil asumir que nuestras actividades y negocios “entraran” a nuestra casa. Pero con el paso del tiempo, comprendimos que no debíamos ver esto como algo malo, sino como una oportunidad. Lograr que estos espacios se junten, nos ha permitido a las madres emprendedoras pasar más tiempo con nuestros hijos. Además, con un poco de esfuerzo, es posible conseguir que la familia se convierta en un equipo. En mi caso, yo planifico mis actividades junto a mi hija. La organización y establecer horarios como rutinas, son vitales para lograr que todo se cumpla sin descuidar ningún aspecto. La planificación junto con todos los miembros de la familia, ha sido de mucha ayuda, en mi caso, nos turnamos con mi esposo para lograr equidad en la asignación de tareas.
- Tejer redes con otras madres y mujeres: Desde hace varios años, las mujeres participamos en redes sociales, grupos y plataformas en línea que nos permiten solventar dudas relacionadas al cuidado de nuestros hijos y temas afines. Existe un espíritu muy colaborativo entre las mujeres. Sin embargo, cuando iniciamos un negocio nos concentramos tanto en conseguir clientes y en llegar a personas fuera de nuestro círculo social, que nos olvidamos de nuestras amigas y conocidas. Si alguien puede ayudarnos a dar nuestros primeros pasos como emprendedoras, son ellas. Y no solo pensando en que pueden ser nuestras clientas. Seguramente, muchas de ellas también son emprendedoras y pueden guiarnos en este proceso. En mi caso, he tenido la fortuna de compartir espacios de diálogo con otras emprendedoras como Ilana Milkes, fundadora de World Tech Makers, pyme colombiana enfocada en soluciones tecnológicas educativas, y panelista de Brother International Corporation. Esto me ha brindado la oportunidad de escuchar sus consejos en temas de tecnología, innovación y transformación digital, que he puesto en práctica en mi empresa con buenos resultados.
- Superar los prejuicios sobre la maternidad: Cuando una madre se aventura a emprender un negocio, lo primero que surgen son las dudas y el miedo. Muchas mujeres creen que su rol como madres será un obstáculo para desarrollarse profesionalmente. Este es un prejuicio que las mujeres solemos tener y que es muy difícil dejar atrás. Antes de empezar mi negocio, tenía dudas sobre si estaba haciendo lo correcto y si esto no me afectaría en el tiempo que pasaba con mi hija. Sin embargo, esa es una barrera social que debemos superar. Una vez que lo hacemos, las mujeres vemos que es posible conjugar ambos mundos. Nuestra maternidad no implica que dejemos de lados nuestras ambiciones y deseos de crecer como profesionales.
El 2020 ha sido un año de muchos retos para todos, sin embargo, conciliar el trabajo con la familia, y emprender, se ha presentado como una oportunidad y un símbolo de resiliencia para muchas mujeres que impulsadas por nuestros sueños hemos logrado sobrellevar los negocios, pese a las adversidades.