El virus del papiloma humano no es solo cosa de mujeres

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El avance de los conocimientos ha llevado a identificar al VPH como el principal responsable de las lesiones cancerosas del área genital (ano, pene, vagina y vulva) tanto en hombres como en mujeres.

Por The Conversation

Ya en 1842 se describió el papel que parecían desempeñar los contactos sexuales en la causalidad del cáncer de cuello de útero (CCU). Pero no fue hasta 1981 cuando los avances científicos permitieron identificar el virus del papiloma humano (VPH) como causa necesaria para el desarrollo del CCU.

Tal descubrimiento supuso una revolución en la prevención de este tipo de cáncer. Se abría la posibilidad de desarrollar vacunas frente al VPH y prevenir así su infección como paso previo al desarrollo del cáncer. Además, se impulsó el perfeccionamiento de técnicas de detección del virus para ser utilizadas en los programas de detección precoz del CCU.

El CCU es el cuarto cáncer más común en mujeres en todo el mundo y el segundo en mujeres de entre 15 y 44 años. Debido a su alta prevalencia, los primeros estudios y programas de vacunación frente a VPH sólo incluyeron a las mujeres como población diana. Se consideró que los hombres eran simples transmisores del virus y el objetivo era la prevención del CCU.

El VPH también produce cáncer en hombres

El avance de los conocimientos ha llevado a identificar al VPH como el principal responsable de las lesiones cancerosas del área genital (ano, pene, vagina y vulva) tanto en hombres como en mujeres.

Actualmente sabemos que el VPH causa también cáncer en la cavidad oral, en la lengua, en la faringe y en la laringe (cánceres de cabeza y cuello). Estos tipos de cáncer están en aumento en los países de renta alta, especialmente en hombres. Además, el VPH es el causante de las verrugas genitales en ambos sexos que, a pesar de ser benignas, son muy molestas y frecuentes.

Por lo tanto, ahora sabemos que cualquier persona sexualmente activa se puede infectar con el VPH independientemente de su género. Basta con mantener relaciones sexuales vaginales, anales u orales con una persona infectada.

Aproximadamente el 80 % de la población con actividad sexual se infectará con algún tipo de VPH a lo largo de su vida. En la mayoría de los casos, nuestro sistema inmunitario es capaz de resolver la infección en uno o dos años. Sin embargo, en torno al 10 % de las infecciones persisten y pueden causar cambios celulares que conducen al cáncer.

Cerca de 600 000 mujeres y 70 000 hombres tuvieron un cáncer relacionado con el VPH en 2018.

Las vacunas previenen el desarrollo de cáncer

Gracias a la investigación científica disponemos de tres vacunas extraordinariamente efectivas y seguras frente a diferentes tipos de VPH. Desde 2006 se han administrado más de 300 millones de dosis en todo el mundo. La vigilancia activa que se ha llevado en torno a su seguridad las sitúa entre las vacunas más y mejor estudiadas.

Las tres vacunas autorizadas actualmente están indicadas en ambos sexos a partir de los nueve años sin límite superior de edad. Sin embargo, han demostrado su máxima eficacia cuando se administran antes del inicio de las relaciones sexuales, es decir, antes de la exposición al virus. Esto no significa que la vacunación no se recomiende en personas que ya hayan iniciado sus relaciones sexuales.

Evolución de los programas de vacunación

En España se recomienda la vacunación con dos dosis a los 12 años de edad, rescatando todas las niñas hasta los 18 años que no se vacunaron en su momento. También está financiada la vacunación hasta los 26 años de personas (independientemente de su género) con infección por VIH, de hombres que tienen sexo con hombres y personas en situación de prostitución. Más recientemente se incluyó la vacunación a cualquier edad de mujeres que han sido tratadas de una lesión precancerosa en el cuello del útero.

El mayor conocimiento de la epidemiología del VPH así como los cambios en el comportamiento sexual de la población han provocado la adaptación de los programas de prevención que se establecieron inicialmente. El inicio cada vez más precoz de la actividad sexual promovió el adelanto de la edad recomendada para la vacunación de los 14 a los 12 años.

Se demostró también que la reducción de 3 a 2 dosis (administradas antes de los 15 años) no suponía una pérdida de eficacia en la protección frente a VPH. Actualmente, numerosos estudios evalúan la eficacia de la vacuna tras reducir la pauta de vacunación a una única dosis. En Reino Unido, basándose en la evidencia disponible hasta ahora, se acaba de emitir una recomendación preliminar para modificar la pauta de vacunación pasando a una única dosis con independencia del género.

Menos dosis para más población

Si se demostrase la eficacia de una sola dosis, esto podría formar parte de la solución a los problemas de producción y a la falta de equidad en el suministro de estas vacunas entre países con diferente renta. Permitiría alcanzar mejores coberturas de vacunación a nivel global. Actualmente, mientras que 28 países europeos ya han incorporado a los varones en sus programas de vacunación (o lo tienen previsto), se estima que solo el 15 % de las mujeres de todo el mundo están inmunizadas frente a VPH.

La vacunación sin distinción de género favorece la equidad, ya que protege del cáncer producido por VPH tanto en hombres como en mujeres. Además, no existen programas de detección precoz en hombres como sí sucede en mujeres para el cáncer de cuello de útero. Vacunando a todos, la circulación del virus se reduciría drásticamente (los chicos son los mayores transmisores a nivel mundial), pudiéndose lograr la eliminación de las enfermedades relacionadas con la infección por VPH.

En algunos países, incluida España, el balance entre coste y efectividad de la implementación del programa de vacunación sin distinción de género podría tornarse favorable si solo hubiese que administrar una dosis por persona.

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