Los beneficios del contacto estrecho entre progenitores y recién nacidos son extensos.
Por Allan Sneider, director senior de Mercadeo para Latinoamérica en Kimberly-Clark.
Sin duda alguna, una de las mejores noticias que se pueden recibir en la vida es la llegada de un bebé al mundo. Desde ese instante su cuidado, bienestar y felicidad se convierten en las principales prioridades de la madre y el padre, en especial cuando nacen con afectaciones en su salud o prematuros. En estos casos, el contacto ‘piel a piel’ es vital para el recién nacido y representa un valioso obsequio que tiene incontables beneficios para su salud.
En los últimos 20 años la tasa de nacimientos prematuros en el mundo ha venido en aumento, lo que es realmente preocupante pues, según la Organización Mundial de Salud (OMS), la prematuridad es la principal causa de mortalidad infantil hasta los cinco años a nivel global. Afortunadamente, el derecho del bebé a mantener estrecho contacto vital con sus padres puede salvar, proteger y mejorar considerablemente la calidad de vida de los recién nacidos. El 75% de las muertes de recién nacidos se pueden prevenir con soluciones simples, como que las madres y los niños pasen el mayor tiempo juntos en esos primeros días cruciales. La OMS estima que 125.000 bebés pueden salvarse realizando este tipo de prácticas, evitando que mueran por causas prevenibles.
En este contexto, en Kimberly-Clark estamos plenamente convencidos de que es nuestro deber difundir la importancia y los cuidados que requieren los bebés, así como promover la atención adecuada para garantizar que crezcan y se desarrollen en entornos prósperos y seguros para ellos. Para nosotros es relevante hacer énfasis en soluciones tan simples como el contacto ´piel a piel´, el cual reduce en un 40% la mortalidad infantil, en un 70% las posibilidades de padecer hipotermia y en un 65% las infecciones en la primera infancia.
Y es que los beneficios del contacto estrecho entre progenitores y recién nacidos son extensos y, algunas veces, poco conocidos. Algunos de los efectos positivos adicionales que trae el contacto ‘piel a piel’ son: contribuye al aumento de peso más rápido, disminuye la frecuencia de llanto, mejora los niveles de oxígeno, facilita la lactancia, estabiliza la frecuencia cardíaca, disminuye la ansiedad y estrés, y permite un desarrollo del cerebro más saludable.
Por estas razones en Kimberly-Clark tenemos el propósito de mejorar la calidad de vida de los bebés y niños que no pueden crecer en las condiciones que merecen. Esto nos llevó a unirnos con UNICEF en América Latina para crear el programa ‘Un abrazo para cada bebé’, con el objetivo de garantizar que los padres y los bebés tengan acceso a servicios de salud, educación y apoyo esenciales; asimismo, fortalecer la capacidad de los profesionales de la salud en hospitales, con el fin de que puedan brindar una atención de calidad a las madres y bebés.
Gracias a esta alianza, los programas de Desarrollo de la Primera Infancia, que lleva a cabo de UNICEF continuarán creciendo para garantizar que los padres reciban apoyo y la información que necesitan para sentar las bases del desarrollo en esta etapa fundamental como es la primera infancia.