El abrazo solidario y la escucha activa de una red de apoyo saludable es fundamental para que ella pueda canalizar sin restricciones sus sentimientos.
Por Revista MJ
La violencia obstétrica no solo perjudica a las madres, sino que también deja una huella profunda en el entramado mismo de la atención materna. El impacto en la salud mental de una mujer que es consciente de la pérdida de su recién nacido puede resultar abrumador y complejo. Aunque es cierto que cada persona es única y reacciona de manera diferente, la realidad es que el dolor profundo y agudo siempre está presente, tanto en la progenitora como en los miembros de su familia.
Afectación directa a la salud mental
La incertidumbre acerca del futuro y el temor a la pérdida de un bebé pueden generar una intensa ansiedad. Cuando un recién nacido enfrenta complicaciones, la madre se ve inmersa en un estado constante de preocupación, reflexionando sin cesar sobre las circunstancias que atraviesa su hijo, señaló Álvaro Solano, director de la Escuela de Psicología de la Universidad Fidélitas.
La mamá también puede experimentar sentimientos de culpa e inseguridad como parte de un proceso de duelo. Es importante tener en cuenta que la pérdida de un hijo constituye uno de los procesos más difíciles de afrontar, ya que rompe con la línea de desarrollo con la que hemos crecido: el ciclo de nacer, crecer, reproducirse y morir. Esto nos lleva a enfrentar un conflicto emocional significativo, ya que se invierte la expectativa de que sean los hijos quienes despidan a sus padres. La ruptura de esta línea genera un conflicto emocional profundo, convirtiéndose así en uno de los procesos más difíciles tras la pérdida de un bebé.
La pérdida no solo conlleva el dolor por la ausencia del hijo, sino que también implica enfrentar el proceso de renunciar a todos los ideales que la madre había construido en su mente acerca de ver a su bebé crecer. Incluso, como un mecanismo de defensa frente al dolor, la progenitora puede experimentar una desconexión emocional, según señaló el director de Psicología de la Universidad Fidélitas.
Además, este estrés emocional puede manifestarse a nivel físico, desencadenando dolores de cabeza, molestias gastrointestinales, fatiga extrema, depresión y dificultades para dormir, entre otros síntomas.
Comprensión y apoyo
En estos momentos difíciles, el respaldo emocional se torna esencial. En medio de la desesperación, la madre necesita contar con una red de apoyo saludable, integrada por familiares y amigos. Más allá de brindarle un abrazo solidario, es crucial que esta red la escuche activamente, permitiéndole expresar sus emociones sin reprimir sus sentimientos, sin juzgarla y reafirmándole que no está sola en el proceso. Asimismo, la intervención de profesionales de la salud se vuelve imperativa para ayudar a canalizar sus emociones. Álvaro Solano subraya la importancia de este apoyo al señalar que, al enfrentar una situación tan traumática, es posible que la madre experimente un estado de shock y negación inicial, dificultándole aceptar la realidad de la situación.
Es esencial tener en cuenta que la perspectiva de un futuro sin el bebé puede suscitar miedo y ansiedad en la madre, quien a menudo se encuentra desconcertada ante la falta de explicaciones sobre cómo afrontará la vida después de la pérdida. Esta incertidumbre puede desencadenar síntomas depresivos, los cuales demandan apoyo y tratamiento adecuados por parte de profesionales en la salud. Es particularmente relevante considerar que objetos cotidianos como ropita y cuna pueden recordarle de manera dolorosa el episodio traumático, subrayando así la necesidad de un acompañamiento especializado, agregó Solano.
Profofesionales en salud mental
Desde una perspectiva psicológica, es crucial facilitar el acceso a expertos en salud mental especializados en pérdida perinatal, quienes pueden ayudar a las madres a procesar y gestionar sus emociones, recomendó Álvaro Solano.
Por otra parte, fomentar la conexión con grupos de apoyo y comunidades en línea representa una estrategia valiosa, brindando a las madres la oportunidad de compartir sus experiencias y sentirse comprendidas por otros que han atravesado situaciones similares.
Es esencial evitar buscar soluciones rápidas o expresar frases que puedan minimizar el dolor de la madre, tales como «todo sucede por una razón», “sé cómo se siente”, “cuándo planea volver a intentarlo”, “debería estar agradecida que tiene más hijos” o «puede probar de nuevo», entre otras. Estas declaraciones pueden resultar insensibles. En lugar de eso, se recomienda abstenerse de ofrecer soluciones inmediatas y mostrar empatía ante la complejidad de sus emociones.
Alto a la violencia obstétrica
En un momento tan vulnerable, es fundamental abordar el tema de la violencia obstétrica. Las mujeres merecen recibir atención centrada en la paciente, respetuosa y libre de discriminación durante el parto y el postparto. La violencia obstétrica, que puede incluir la falta de consentimiento informado, la falta de comunicación respetuosa y la negación de opciones de atención, debe abordarse con urgencia.