En 2020 se registró la cifra más baja de los últimos 20 años: 57.848 nacimientos, 6.426 menos con respecto a 2019.
Por Revista ES
Además de sus resonadas carreras en el mundo del entretenimiento, figuras como Kristen Dunst, Christina Ricci y Naomi Campbell han acaparado titulares en el último año por sus “maternidades tardías”, un concepto que refiere a cuando las mujeres deciden ser madres después de los 35 años, por vía natural o artificial.
Las tendencias en estilos de vida que han propiciado una mayor expectativa de vida para las mujeres, entre otros factores como el desarrollo profesional, su mayor participación en la fuerza laboral y su autonomía reproductiva, han calado en la postergación de la maternidad. No es de extrañar que el 2020 registrara la cifra más baja de los últimos 20 años: 57.848 nacimientos, 6.426 menos con respecto a 2019, según datos del Instituto Costarricense de Estadística y Censo (INEC).
Sin embargo, el envejecimiento natural del organismo con el paso del tiempo, sigue influyendo en qué tan riesgosos pueden llegar a ser esos embarazos. Así lo explica el doctor Fernando Madrigal, ginecólogo y obstetra de MediSmart.
“Es conocido que la fertilidad de la mujer empieza a disminuir progresivamente a partir de los 29 años. En ese momento, la curva empieza a disminuir lenta pero progresivamente, aumentando la dificultad para alcanzar el embarazo. A mayor edad, es posible encontrarnos con un menor número de óvulos disponibles y con un mayor número de óvulos de menor calidad”, comentó el especialista.
Siempre con excepciones, Madrigal explicó sobre las circunstancias de riesgo siguen imperando en un embarazo tardío. Entre los 18 y los 35 años, las mujeres tiene más factores a su favor para llevar un embarazo con menos riesgos. Además de problemas asociados a bajo o exceso de peso, el tabaquismo, el riesgo una pérdida gestacional que, naturalmente es de un 15%, incrementa en un 20/25 por ciento, a partir de los 35 años.
Otro tipo de problemas que se pueden presentar son enfermedades autoinmunes como la artritis reumatoide o casos de cáncer que pueden aparecer con más frecuencia en este periodo de la vida y cuyos tratamientos inducen a una disminución en el número de óvulos o inducen a una menopausia precoz.
También aumentan los riesgos al desarrollo de preclamsia, diabetes gestacional, partosprematuros u complicaciones durante el parto y asociado a todo esto, problemas para el bebé. Debido a ello, si usted es mayor de 35 años y está pensando en ser madre, lo más recomendable es que acuda a una consulta pre-concepcional.
A través de esta consulta, usted y su médico podrán hacer un reconocimiento a profundidad de su estado físico, realizando todos los exámenes generales y tamizajes necesarios, para descartar anemias, problemas de azúcar, problemas tiroideos, a nivel renal, hepático, insuficiencias y tipos de cáncer, como el cáncer de mama o de cérvix que se ven ahora con más frecuencia entre los 20 y los 45 años.
“No es infrecuente que encontremos pacientes con displasias o lesiones precancerosas y que deseen quedar embarazadas y será dependiendo del tipo de lesión que podríamos recomendar un embarazo o que podríamos recomendar posponerlo. Por eso es que un buen control siempre nos permitirá evaluar cuándo hay condiciones óptimas para pedir un embarazo e iniciar en el tiempo adecuado, con las recomendaciones de alimentación y requerimiento de consumo de vitaminas y nutrientes, como el ácido fólico que, siempre buscamos que sean iniciadas por lo menos 3 meses antes de iniciar un embarazo”, comentó Madrigal, especialista de MediSmart.
El ácido fólico se considera un pivote en la prevención de defectos del túnel neural del bebé, pero usualmente las mujeres lo empiezan a consumir en el momento que saben que están embarazadas, con 6 o 7 semanas, generalmente. Hay que seguirlo tomando, pero lo recomendable es que se consuma mucho antes de embarazarse, junto con otras vitaminas.