Pasarela de París se propone romper con los estereotipos de la moda hombre

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Grises, negros y tonos camel colorearon las chaquetas.

Por EFE

Oscura, un tanto destructora y contraria a los principios de mantener la moda hombre en una línea de básicos. Así fueron las presentaciones de las colecciones otoñales de los diseñadores Bianca Saunders, Sankuanz y Hed Mayner en la pasarela de París este miércoles.

Abrió la pasarela uno de los talentos más prometedores de la moda, la británica de origen jamaicano Bianca Saunders, que tras graduarse en 2017 ganó en 2021 el prestigioso premio Andam.

Su primera colección en la Semana de la Moda Hombre de París, donde se presentan en esta edición y hasta el domingo las colecciones otoño-invierno 2022/2023, retomó los valores de la joven creadora: una mezcla de sus raíces británicas y caribeñas.

Los abrigos de lana con tejidos ingleses se combinaron con pantalones más deportivos, anchos y coloreados; las gabardinas se convirtieron en trajes de chaqueta con estampados descoloridos y los monos de trabajo en un estilismo óptimo para salir a pasear.

Saunders, de 29 años y nacida en Londres, reivindica el cruce de culturas en sus creaciones para dar forma a un vestuario masculino más moderno.

Los colores vibrantes como el rojo o el verde pistacho se imponen en jerséis de punto con cuello a la caja y asimétrico, estilismos monocolor con chaqueta y pantalón del mismo color, pantalones de talle alto y camisetas de cuello alto muy ajustadas.

Más perturbadora fue la colección de la firma china Sankuanz, que evidenció que tras dos años de presentaciones eminentemente virtuales los creadores empiezan a saturarse con el formato de vídeos digitales, que por un momento parecía apto para sustituir las pasarelas.

Sankuanz celebró así un desfile a puerta cerrada en su Xiamen natal y el vídeo fue simplemente recortado y reproducido en el marco de la Semana de la Moda hombre de París.

Púrpura, grises y algún toque de turquesa fueron los colores escogidos para la colección, de estética ominosa, con capuchas que se llevaron a modo de pasamontañas, aplicaciones de metal en los bordados de chaquetas y vestidos -también había estilismos para mujer- y vestidos de punto con exagerados drapeados.

Los chándales se llevaron buena parte del protagonismo en colores degradados y con estampados infantiles, que contrastaron con las siniestras lentillas blancas que llevaban los modelos, a modo de muertos vivientes.

Menos gótica aunque muy sobria fue la colección de la firma israelí Hed Mayner, que también en un formato virtual desveló su próxima colección de invierno, en la que destacaron los abrigos de sastrería con proporciones gigantescas, anchas hombreras y largos hasta los tobillos.

Grises, negros y tonos camel colorearon las chaquetas, sobre jerséis de punto del mismo color y con los cuellos de cisne rasgados, y destacaron también los abrigos tipo «edredón nórdico», con bufandas acolchadas a juego, retomando la estética que en su día hizo famosa el belga Martin Margiela.

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