¿Qué factores condicionan a las madres para dar o no el pecho a sus bebés?

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OMS recomienda que los bebés sean alimentados con lactancia materna exclusiva (LME) durante sus primeros seis meses de vida.

Por The Conversation

La lactancia materna aporta múltiples beneficios para la salud física del bebé, ya que ayuda a prevenir enfermedades respiratorias y digestivas, además de reforzar su sistema inmunitario y de la madre al disminuir la probabilidad de padecer cáncer de mama y ovario, entre otros problemas. También presenta beneficios emocionales y psicológicos al reforzar el vínculo afectivo entre madre y bebé y favorecer el apego.

Estos beneficios, además, repercuten en el bienestar de la familia y, por tanto, de toda la comunidad, proporcionan un ahorro económico público, al reducir costes sanitarios y al disminuir las bajas laborales, y desde el punto de vista ecológico supone un ahorro energético y reducción de residuos.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que los bebés sean alimentados con lactancia materna exclusiva (LME) durante sus primeros seis meses de vida. Esta recomendación debiera ser alcanzada al menos por el 50 % de los bebés de cada país para cumplir los objetivos de la OMS. En el caso de España, dicho objetivo no se cumple, dado que estimaciones próximas en el tiempo aluden a un 28 %.

¿Qué factores influyen en la LME?

Desde la perspectiva de las matronas de Atención Primaria de Tenerife (Canarias, España), las mujeres se encuentran con múltiples factores, positivos y negativos, a diferentes niveles, que van a influir en que puedan dar o no el pecho: a nivel individual, una de las barreras más frecuentes con las que se encuentran las madres son grietas y dolor en el pecho. El cansancio, la vulnerabilidad en el periodo del posparto y las posibles experiencias previas negativas en torno a la LME hacen que las mujeres pierdan la confianza en sí mismas.

Si bien la predisposición y motivación para lactar influye positivamente en la búsqueda de ayuda y superación de problemas, cuando el hecho de amamantar transcurre sin efectos físicos negativos resulta una experiencia satisfactoria potenciadora del apego.

Las matronas explican que el apoyo que reciban las mujeres de su pareja (cuando la hay) y de la familia cercana puede suponer el éxito o fracaso de LME. La pareja es considerada el pilar fundamental en el apoyo la LME.

La asunción de las tareas del hogar y del cuidado de hijos o hijas anteriores (si fuera el caso) por parte de la pareja y, en algunos casos, una familia extensa, facilita que la mujer pueda disponer de más tiempo para su cuidado y el del bebé.

La influencia de las experiencias en LME de las abuelas

Por otro lado, la experiencia relacionada con la LME de las abuelas maternas o paternas es un factor que influye negativamente cuando dichas mujeres tuvieron malas experiencias o no optaron por la LME, y positivamente cuando estas tuvieron éxito con la LME.

A nivel comunitario, el hecho de pertenecer a una cultura prolactancia y contar con redes de madres lactantes presta apoyo ante problemas y dudas. Por el contrario, las exigencias sociales, las desigualdades de género y la construcción social actual de la maternidad pueden afectar negativamente.

En relación al ámbito laboral, las matronas exponen que las mujeres no reciben demasiado apoyo para poder mantener la lactancia. La incorporación temprana al trabajo en el caso de España, donde el permiso de maternidad actual tiene una duración de 16 semanas, no cubriendo el periodo de seis meses recomendado por la OMS para la LME, la precariedad laboral y la falta de apoyo para poder extraerse la leche materna en condiciones de salubridad durante la jornada laboral, afectan negativamente.

Las matronas no logran encontrar factores facilitadores a nivel laboral, sino que destacan que son las propias mujeres quienes gracias a su esfuerzo, motivación y, en algunos casos, renuncias encuentran la manera de conciliar lactancia y trabajo.

No solo depende de las madres

El conocimiento de los factores que influyen en la lactancia exclusiva indica que su éxito o fracaso no depende únicamente de las madres, sino que debe abordarse a diferentes niveles como son el individual, el relacional, el comunitario y el laboral.

De manera concreta es posible concluir que se hace fundamental establecer cambios en los permisos de maternidad, que fueron modificados por última vez en el año 1989, aumentándolos o por lo menos igualándolos con el periodo de lactancia materna exclusiva que recomienda la OMS, es decir seis meses.

Así, también es fundamental seguir avanzando en mejorar los permisos de paternidad en la línea de una nueva concepción de la crianza en la que los padres han de ser también cuidadores principales de sus hijos e hijas, lo que se ha visto con un factor protector de la LME.

Finalmente hacer hincapié en la necesidad de potenciar la formación y las intervenciones desarrolladas por las y los profesionales sanitarios en materia de lactancia materna. En el caso de España es un objetivo social necesario el mejorar las tasas de éxito de la lactancia materna exclusiva, para alcanzar, al menos, ese 50 % marcado por la OMS.

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