Por Enfoque a la Familia
La meta en toda familia deber ser, tener un estilo de vida que proporcione seguridad emocional a sus miembros y sirva de modelo a las nuevas generaciones. Por esto, le doy algunas recomendaciones para proteger a su familia de la agresión:
1. Reconozca que ningún tipo de violencia es sana o justificable.
Nadie debería sufrir gritos, amenazas, insultos o golpes. En ninguna circunstancia puede justificarse un acto de violencia. Cada uno es dueño de sí mismo y responsable de sus actos; jamás es provocado por alguien más. No podemos decir: “Mi cónyuge me provocó”, pues nadie “provoca” a nadie a menos que la persona misma se lo permita.
2. Identifique las señales de agresión, acepte que tienen un problema y comprenda que hay esperanza.
Aceptar que tenemos un problema, nos hace buscar soluciones de forma más rápida; mientras más tratemos de “justificar” las agresiones en casa, más tiempo tendremos que soportar el dolor, más honda será la herida, y más graves las consecuencias.
3. Discipline su mente para pensar en todo lo bueno, lo amable y lo correcto.
Nuestros pensamientos son el motor de nuestras acciones y, si los tenemos bajo control, nos conduciremos de manera más calmada. Si llenamos nuestra cabeza de pensamientos y recuerdos positivos, estaremos más en paz y tenderemos a establecer relaciones más cordiales y amorosas con nuestros hijos y nuestro cónyuge.
4. Dispóngase a vivir algo diferente al comportamiento de la agresión.
Tenemos que aprender a manejar el enojo sin agredir o agredirnos. Dialogar en lugar de imponer. Aprender a tolerar las diferencias. Amar antes que controlar o dominar. La meta es tener un estilo de vida que proporcione seguridad emocional para la familia, un modelo que marque las nuevas generaciones.
5. Busque ayuda
Las personas con pobre control de impulsos deben pedir ayuda para el manejo de la ira, y las personas con rasgos codependientes, deben buscar apoyo para dejar atrás el afán de ser “esa persona adecuada” para el agresor. Todo esto requiere de un acompañamiento profesional adecuado y de seres queridos que nos ofrezcan su ayuda.
6. Busque heredar buenos recuerdos a sus hijos
De ha demostrado que, si los niños están expuestos a conductas violentas, puede convertirse en niños agresores desde la infancia: con sus hermanos, compañeros y hasta animales indefensos. Necesitamos ser intencionales en cuidar la infancia de nuestros hijos, y nutrirla de recuerdos que los conviertan en personas sanas.
7. Denuncie y aléjese de la agresión
Cuando la integridad física de uno de los cónyuges está en peligro debe buscarse ayuda profesional. Si las agresiones continúan, debe darse una separación para proteger la integridad de la persona. Cuando el maltrato, el abandono y el adulterio suplantan el amor, el compromiso y el respeto, es el momento de buscar una salida que les permita valorarse nuevamente y poner un nuevo fundamento a la relación.