La Alta Costura se reinventa en formato de película

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Dior y Schiaparelli se ponen supersticiosos en la Alta Costura parisina.

Por EFE

Privada de las pasarelas y obligada a mostrar sus exuberantes creaciones por internet, la Alta Costura se reinventa en formato de película en sus colecciones primavera-verano 2021, cuya presentación arrancó este lunes con Christian Dior y Schiaparelli, que homenajearon la superstición de sus creadores.

Ya no bastan las pasarelas, hay que conectar con el espectador. Pero la Alta Costura, que reposa en la promesa tácita de hacer soñar a sus seguidores, podría tenerlo más fácil con este nuevo formato virtual impuesto por la pandemia, que ha obligado a la Federación de Moda gala a pedir a sus diseñadores que no desfilen en vivo.

Maria Grazia Chiuri, directora creativa de Christian Dior, volvió a elegir una película para transmitir con mayor fuerza que sus desfiles el universo que está desarrollado para la marca, rescatando las pasiones del icónico modista francés y creando un mundo paralelo, más parecido a un cuento de hadas.

En «El castillo del tarot», el corto realizado por Matteo Garrone para presentar la colección, Chiuri narra la historia de una joven que se busca a sí misma. Para ello, acude a una especialista del tarot que al leerle el futuro le abre las puertas de un castillo mágico.

En él aparecen buena parte de las imágenes del tarot, la sacerdotisa, la emperatriz, la justicia, el colgado o la rueda de la fortuna, cuyos estilismos son reinterpretados por Chiuri con faldas plisadas de tul, chalecos brocados, vestidos bordados y tejidos gustosos.

MONSIEUR DIOR, EL SUPERSTICIOSO

La chaqueta «Bar» de la firma, recta y ajustada en la cintura, se renueva en terciopelo negro, los volúmenes se multiplican con capas mullidas y los vestidos aparecen regios, cargados de bordados, en jacquard y con drapeados.

Las referencias a las supersticiones del creador de la marca, «Monsieur Dior», son una constante en Chiuri desde su entrada a la firma en 2016 como primera diseñadora mujer de su historia.

Las mangas abultadas, las faldas con vuelo y los lujosos tejidos sirvieron a Chiuri para jugar con las referencias medievales, al igual que los tapices y el misterioso castillo, decorado de la colección y prueba de que la Alta Costura es el territorio de la experimentación y las posibilidades.

SCHIAPARELLI Y SUS TALISMANES

También de suerte y fortuna habló la colección presentada por la firma Schiaparelli y su diseñador, el estadounidense Daniel Roseberry, que disfruta además de un reciente y sonado golpe de fama tras haber vestido a la cantante Lady Gaga para su actuación en la investidura del presidente estadounidense, Joe Biden.

Elsa Schiaparelli, fundadora de la marca, fue también una sonada supersticiosa. Los candados, llaves y ojos con los que decoraba sus creaciones eran talismanes que acompañaban a sus clientas y Roseberry demuestra, tras casi dos años al frente de la marca, que ha entendido la esencia de la «maison».

Los accesorios de la colección fueron más exagerados que nunca, con candados dorados convertidos en bolsos de mano, orejas esculpidas convertidas en pendientes con aros colgados, uñas postizas doradas llevadas a modo de guantes y gafas con ojos pintados que sirven de máscara.

La costura va más allá de las convenciones y transforma un vestido en un cuerpo musculoso, un vestido recrea las nalgas de la modelo como si fuera desnuda, y un busto de mujer se convierte en un bolso.

Los vestidos negros entran en la clasificación de escultura con bordados de joyas y formas estructurales, y las técnicas del equipo de costura de Schiaparelli se ponen a prueba con vestidos voluminosos que suben por la cabeza de la modelo como una corona.

Los zapatos adquieren un punto rock n’ roll con botas en piel negra y una puntera dorada que esculpe unos dedos o un broche con forma de nariz y piercing.

La elección de Roseberry de mostrar la línea en un vídeo que graba el proceso de creación da más valor al aspecto artesanal de la marca, que renació en 2014 para presentar únicamente Alta Costura, tras cincuenta años de clausura, y ahora experimenta también con algunas piezas de prêt-à-porter.

La firma cerró en 1973 con la muerte de Schiaparelli, la gran rival de Coco Chanel y una gran amiga de los artistas del surrealismo, como Salvador Dalí, y poco a poco está logrando recuperar su puesto en el podio de la Alta Costura.

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